Hallábase Quevedo paseando por la calle, buscando mentalmente un verso que rimara con otro que se le había ocurrido.
Como solía hacer, iba repitiendo en voz alta la susodicha frase, que no verso aún, pues le faltaba su pareado.
Decía así, una y otra vez:
«O lo que sea…» – Y callaba, esperando que las musas lo favorecieran con su inspiración.
En esto, una mujer que lo venía oyendo hacía un rato desde su casa, sacó la cabeza por la ventana y le espetó:
«¡Que Quevedo por el culo se mea!» – Lo cual, aunque ahora parezca gracioso, en aquella época suponía un grave insulto a la virilidad del poeta.
Pero éste, ni corto ni perezoso, le respondió:
«Mujer que en ventana discuta
no puede ser más que puta,
sea guapa, sea fea…
¡O lo que sea..!
😀