Hoy quiero compartir un Ejercicio que puse a mis alumnos de Un Curso de Milagros Online, basado en una situación real, así como dos de sus respuestas:

Situación:

Yo me hallaba sentado en mi casa frente a X e Y (voy a llamarlas así), dos mujeres miembros de un grupo de estudio presencial de UCDM con las cuales estábamos realizando una sesión privada, y les pregunté a ambas como les había ido durante el tiempo en que no nos habíamos visto.
X contó la siguiente historia:

ella estaba bien (todos los estudiantes están “bien” hasta dos preguntas más tarde, jejeje), lo único que pasaba era que vivía con un hombre que desde hacía cuatro años no trabajaba, que no buscaba trabajo y que, cuando lo buscaba, la mala suerte y la maldad y/o picaresca de los posibles empleadores hacían que no lo encontrara. Ella se sentía mal, víctima de un papel de madre cuidadora que no le tocaba y que no merecía, ya que tenía que mantenerlo económicamente, pagar la hipoteca y, encima, tener contenta a su madre, que criticaba abiertamente esta situación. Si mal no recuerdo, era la cuarta pareja con la que mantenía este tipo de relación llamémosle “desigual”. Aunque, según dijo más tarde, podía ser peor, ya que la primera de sus parejas llegó incluso a maltratarla físicamente. “Siempre me pasa lo mismo – fueron sus palabras textuales – , cuando conozco a un hombre, al cabo de poco tiempo se queda sin trabajo y tengo que mantenerlo”. Una hora más tarde, X, soltaba por su boca “perlas” como ésta: “Vivo fingiendo y haciendo teatro, a cada persona que me rodea le pongo una cara diferente, para que se sienta bien, para que no se enfade, para que no piense que soy mala, etc.” Como podéis ver, “instinto maternal” en estado puro.

Cuando le tocó el turno a Y, contó que:

la situación en su trabajo se había vuelto insostenible, que llevaba años sintiéndose acosada por su superior, una mujer, que ella había aguantado para ver si la otra cambiaba, si podía cambiar la situación, que llevaba todos esos años con depresiones, insomnio, medicación, fuertes dolores físicos, bajas médicas, etc. Y que hacía dos días su superior llegó a agredirla físicamente, por lo que de nuevo se hallaba de baja laboral y había pedido en la empresa que la cambiaran de lugar, por lo que ahora sentía miedo ante el nuevo puesto de trabajo que le tocaría desempeñar, etc. Por supuesto, no era el primer superior que la maltrataba en el trabajo, había habido otros anteriormente, y eso que ella era “buena, muy capaz, trabajadora, etc”…
Como anécdota diré que, mientras una hablaba, la otra escuchaba y empatizaba completamente con su compañera, diciendo cosas como: “Yo la entiendo perfectamente, porque yo…”, y contaba una “desgracia” mayor. Yo le llamo a esto “síndrome antesala del ambulatorio o centro de salud”, donde la gente se dedica a contar desgracias propias o ajenas, a ver quién la tiene más grande (la desgracia).

En base a esta situación real, les pedí a mis alumnos de Un Curso de Milagros Online que hicieran el siguiente Ejercicio:
Toma conciencia de que eres un Maestro o Maestra de Dios y, basándote en el contenido de la lección comparte en el foro tu visión de la situación que creen que viven tanto X como Y, y, según tú, cómo deberían cambiar su situación, siempre desde el punto de vista de UCDM, por supuesto.

RESPUESTA 1:

Yo voy a replicar lo que he aprendido en UCDM y en otras enseñanzas, que mas o menos van de lo mismo, y aunque me resisto, en algunas oportunidades mas, y en otras oportunidades menos, sé que son efectivas para alcanzar la paz que sobrepasa todo entendimiento porque así lo he vivenciado.

Tanto X como Y creen que viven situaciones de abuso, de algún modo se regodean en ellas, y en su victimismo, porque estas situaciones, al hacerlas sentir «especiales» (tanto es así que compiten en especialidad) llenan el vacío y anestesian la sensación de culpa por sentirse escindidas de Dios y del resto de la creación.
Este vacío y esta culpa que se pretenden evadir son sensaciones abismales y radicales dado que, al percibirnos separados, son las que nos apartan de la paz de Dios, de su amor. Son dominio del miedo, y es por eso, que las personas hacemos de todo para evadirlas: comer en exceso, trabajar demasiado, consumir drogas, sexo, internet, comprar desaforadamente, hipocondria, o embarcarnos en relaciones dramáticas (el drama: gran droga, gran), la lista es enorme…
Las relaciones son oportunidades para sanar (lo digo y ME lo digo, porque les huyo como a la peste), para percibirnos inocentes (a toda la Creación), para perdonarnos, entregar los juicios al ES, y confiar. Al cambiar la percepción, cambia el mundo.
De nada sirve cambiar de marido o trabajo, porque si no sané, sino me reconecté con mi esencia en la cual soy una con Dios y con la Filiación, y la paz que deviene de ese estado, las próximas vivencias serán más de lo mismo, y ahí consolidaré en mi persona la «teoría de la desgracia circular irreversible».
Entonces, si yo estuviera en cualquiera de los dos casos, para empezar tomaría la decisión de no tomar decisiones, es decir, no dejaría YA a mi esposo, ni a mi trabajo, sino que pediría inspiración al ES para saber mis próximos pasos en el mundo de las formas, mientras tanto, sería constante en percibir al otro como inocente y no como alguien que me hace algo, además de perdonarme, entregar mis juicios al ES y confiar. Confiar en que todo pasa para algo, confiar en que Dios escribe derecho en renglones torcidos, y en que está sucediendo lo que tiene que suceder…
De modo complementario comparto que, como se dice por ahí, «lo que te choca, te checa», es decir, si yo me encontrara con X y con Y y sus relatos, en un primer momento sentiría rabia y fastidio hacia ellas, y eso es porque de algún modo están reflejando aspectos míos que aún no he sanado, me sentiría atacada, y mi rabia interna, otro ataque, sería la respuesta.
Obviamente, no lo actuaria, aun así, emitiría juicios, por cuales, me perdono.

RESPUESTA 2:
Aprender que tales relaciones son espejos de ellas. Es la oportunidad para conocer cuáles son sus juicios, sus programas en el mundo de las formas y perdonarse, entregarlos al Espíritu Santo. No es gratuito esas situaciones y más, cuando son repetidas.
Si no les gusta qué ven, observad cómo miran. Han de cambiar dichas relaciones especiales a relaciones santas. Modificar la percepción interna. Cuestionarse ¿para qué? y observar en sí mismas cuáles son sus patrones. Reconocer, perdonar, entregar a quien corresponde. Y confiar!!

RESPUESTA (MÍA):

Muy bien, chicas!!!!! Felicidades!!!! Nada más que decir.
Tan solo añadir que, curiosamente, como vimos después en la sesión terapéutica, ambas, X e Y, tenían una «salvadora» dentro, en su programa de pensamiento, que hacía que desoyeran sus propias necesidades en aras de salvar a los otros y protegerlos. Una madre a la que había que salvar de sus propias críticas, un hermano que murió que alimentaba constantemente el pensamiento de que «yo podía haberle salvado», un miedo a «irme del trabajo por no fallarle a mis compañeros y a mi jefe», etc, etc. No hay pensamiento más egoico que intentar salvar al otro, puesto que aquello que vemos y con lo cual empatizamos del otro es nuestro. Punto. Y pocos pensamientos te enferman tanto como éste. Es ideal para el ego: Intento salvarte y protegerte y, como no puedo (evidentemente, solo te puedes salvar a ti mismo), me siento culpable, me creo tu película, te doy un papel de víctima en mi sueño y así retroalimento el sistema de pensamiento del ego. Y yo no cambio, puesto que lo que veo, lo veo en ti y no en mí, que es dónde está realmente.
Huelga decir que ambas estaban enfermas desde tiempo inmemorial, aunque son bastante jóvenes. No obstante, en una segunda sesión, después de haber hecho un trabajo con el perdón… ¡Milagro! Estaban mucho mejor, la una estaba de baja laboral esperando una entrevista en la empresa para decidir a qué nuevo lugar la destinaban (y tenía muy claro donde NO iba a ir, pasara lo que pasara) y la otra… resulta que su novio «protegido», había encontrado… ¡dos trabajos!, después de cuatro años…

Como dice UCDM, si en tu día a día no ocurren unos cuantos milagros, es que algo estás haciendo mal…

Xavi

Imagen de Devanath en Pixabay

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