Con el análisis conjunto de este caso terminamos la primera edición del Curso de UCDM online hace unos meses. Quiero compartirlo porque me siento entusiasmado del nivel alcanzado por los estudiantes.

Pregunta:

Hola, soy C.
Soy principiante tanto de UCDM como de cursos online. Me ha gustado mucho, aunque por ejemplo la primera parte de la clase de hoy creo que no he entendido casi nada (pues sí, todavía quiero entender! : D
Tengo una pregunta y no sé dónde ponerla, así que la escribo aquí, pidiendo perdón si no es el lugar correcto:
He leído que UCDM tiene su propia definición de lo que el perdón es realmente y más adelante dice que solo es de ese mundo ya que en lo otro no se necesita y que básicamente es «dejar pasar», que es una corrección necesaria por los errores que hemos cometido.
Yo salgo de la cultura católica y llena de culpa y eso de haber cometido errores pero de ser inocente me cuesta comprenderlo. Y si somos inocentes…. ¿porque necesitamos perdón? ¿Solo por haber percibido erróneamente? ¿Y cómo es que hemos descendido a errar?
Hace un tiempo me encantó un gurú que decía que somos perfectos tal y como estamos y que no hay nada que hacer ni nada que mejorar…
Pues bueno, hay que decir que desde siempre no tengo claro qué es el perdón.
Siempre lo he rechazado por esto de que él que perdona está arriba y el otro está abajo, tanto en la Iglesia como en la vida normal. Mas, en la vida ‘normal’ – quiero decir fuera de la perspectiva del Curso-, esto de pedir perdón me pone loca, porque además de haberle hecho algo malo a alguien, le exiges algo y le pones a éste en situación de que si no perdona queda mal.
Alguien me explicó que no tenemos derecho a pedir perdón a nadie, solo a decir «lo siento». Con esto me quedé más tranquila. Después leí una explicación que decía que «perdonar» viene del latín y quiere decir «elegir seguir dando amor» a pesar de lo sucedido. Esto me convenía más, pero muchísimas veces no podía, así que me he convencido de que yo no soy capaz de perdonar.
Después, en «Conversaciones con Dios» leí que «no hay nada que perdonar» porque todos hacemos lo mejor que podamos, y si no hemos podido hacer el bien es porque hemos desconectado de Dios y entonces sólo hay que entender y aceptar que pasó esto.
Esta explicación me pareció estupenda y me parece que engancha con el Curso, es verdad?
Pero llegaron las constelaciones familiares, en las que aprendí que en el mundo de las formas el perdón no existe, porque la Vida busca el equilibrio. Es decir: si alguien te hace algo malo y tú quieres seguir en la relación, tienes que hacer algo para compensar, aunque sea a partir del Amor, sino todo queda desequilibrado y la relación se va a hundir tarde o temprano.
Xavi, ¿puedes decirme algo? Gracias
C.

Respuesta:

Muchas gracias, C., por compartir tus dudas.
¡Maestros y maestras de Dios! ¿Podéis contestar a C.? Así debatimos un poco y luego ya «cerraré» yo con las explicaciones pertinentes si hace falta, ¿ok?

RESPUESTA 1:
En el hipotético caso que C. me preguntase a mí sobre el perdón, primero le aconsejaría que leyese la Introducción al libro de texto de donde copio lo que sigue:
«El mundo que vemos refleja simplemente nuestro marco de referencia interno: las ideas predominantes, los deseos y las emociones que albergan nuestras mentes.”
Y también:
«La proyección da lugar a la percepción» (Texto, pág. 497).
Primero miramos en nuestro interior y decidimos qué clase de mundo queremos ver; luego proyectamos ese mundo afuera y hacemos que sea real para nosotros tal como lo vemos. Hacemos que sea real mediante las interpretaciones que hacemos de lo que estamos viendo.
Si nos valemos de la percepción para justificar nuestros propios errores, nuestra ira, nuestros impulsos agresivos, nuestra falta de amor en cualquier forma que se manifieste, veremos un mundo lleno de maldad, destrucción, malicia, envidia y desesperación.
Tenemos que aprender a perdonar todo esto, no porque al hacerlo seamos «buenos» o «caritativos», sino porque lo que vemos no es real. Hemos distorsionado el mundo con nuestras absurdas defensas y, por lo tanto, estamos viendo lo que no está ahí.
A medida que aprendamos a reconocer nuestros errores de percepción, aprenderemos también a pasarlos por alto, es decir, a «perdonarlos».
Al mismo tiempo nos perdonaremos al mirar más allá de los conceptos distorsionados que tenemos de nosotros mismos, y ver el Ser que Dios creó en nosotros, como nosotros.»
Ahora, hablo por mí, y desde mi vivencia, ya que el Curso es vivencial, yo me perdono a mí misma (no perdono a otros):
Me perdono constantemente el binomio de culpa/vergüenza atávica que siento por percibir lo irreal (mi separación de Dios y de mis hermanos) como real, de ese binomio proviene mi sensación de envidia, de carencia, de soledad, de competencia etc. Me perdono mi percepción errónea, y ésta cambia, y vuelvo a percibirme tal como Dios me creó: inocente e impecable, que tan solo he cometido un error, el cual es solucionable, y de ese alivio viene mi paz. Cito de nuevo la Introducción:
«El pecado se define como una «falta de amor» (Texto, pág. 12).
Puesto que lo único que existe es el amor, para el Espíritu Santo el pecado no es otra cosa que un error que necesita corrección, en vez de algo perverso que merece castigo. Nuestra sensación de ser inadecuados, débiles y de estar incompletos procede del gran valor que le hemos otorgado al «principio de la escasez» el cual rige al mundo de las ilusiones.»
Lo maravilloso de perdonarme, es que también comienzo a percibir al resto de las personas tal como Dios las creo: inocentes e impecables, y me empiezo a sentir cómoda con ellas (eso para mí es el amor), se manifiesten como se manifiesten, elijan ser como elijan ser. Este ha sido el GRAN milagro para mí.
No sé si a alguien le servirá lo que escribí, lo que si es cierto es que a mí me sirvió mucho (dar es lo mismo que recibir, aprendo aquello que enseño).

RESPUESTA 2:
Disculpad que sea tan breve. Estoy de acuerdo. Tanto en la Introducción como en el apartado del Libro del Maestro donde de manera más específica se habla del perdón, son dos pilares básicos para comenzar a remover esa percepción dual y basada en el miedo con la cual, estamos programados para el mundo del ego o de las formas. Es un perdón ilusorio, pues efectivamente, al ser seres plenos qué perdón vamos a precisar. Ahora es el momento de la Expiación, propia y con ella ¡milagro! a todos, la Unicidad. No más que un error de visión posible de corrección. Es cierto, la percepción desaparece y da paso al Amor: ¡Ver desde la visión del Amor!

RESPUESTA (MÍA)

Bueno, poco más hay que añadir, tan solo que el ego siempre busca, y siempre pregunta, y siempre compara el Curso con otras cosas. Recordemos el mantra del ego: Busca pero no halles. El ego siempre quiere entender, y la única manera de entender es perdonarse y entregar a Aquel que sabe. Y esperar a que la respuesta llegue, que llegará en el momento en que estemos preparados. Y la única manera de acortar este tiempo es preguntar menos y entregar más. Todos provenimos de un camino anterior al Curso, y en algún momento debemos decidir dejar de ser guardianes de nuestro sistema de pensamiento y soltar, dejar ir. Y dejar ir incluso aquello que en el camino nos ha ayudado a llegar al Curso. Como más busquemos y preguntemos, estamos yendo marcha atrás. Permitámonos no entender ahora desde el intelecto, que es el reino del ego, porque en realidad lo que estamos haciendo es des-hacer ese intelecto, ese entendimiento que hasta ahora nos ha estado engañando.

El perdón es una herramienta mental, que deshace al momento todas las dudas, si entregamos éstas al Espíritu Santo. Eso es el Instante Santo. Tomo la decisión de no tomar decisiones, de no juzgar qué, cómo y cuándo. Me perdono y entrego todos los juicios contrapuestos que vienen a mi mente cuando creo estar viviendo una situación externa, cuando creo que debo resolver un dilema, interno o externo. Porque ese dilema en realidad no existe, lo crea el ego para estar entretenido. De esa manera vamos cambiando la percepción, negándonos una y otra vez a «entrar al trapo» y dejando que lo haga el Espíritu santo, cuya información para juzgar no está sesgada ni dominada por prejuicios sobre lo que es correcto o incorrecto, justo o injusto, bien o mal, etc. Simplemente nos preguntamos «Para qué proyecto esta situación, duda, pregunta, juicio, etc», me perdono y entrego. Y me abro a escuchar la respuesta. Sin prisas, que son del ego, ya que éste cree en el tiempo.

Y lo que hagamos en el mundo de las formas, en realidad no tiene ninguna importancia, puesto que no existe. Únicamente existe aquello que decidamos pensar y como lo vivamos internamente. El mundo de las formas y de las relaciones son el campo de trabajo donde aplicar el perdón hacia uno mismo. Lo que vale es lo que pensemos después de hacer o decir cualquier cosa a nuestros hermanos, ya que las acciones externas nunca son gratuitas, están ahí para que decidamos si creérnoslas y añadir más culpa al bagaje que ya llevamos, esperando el castigo y viviendo en el miedo, o bien aceptarlas con agradecimiento, perdonándonos y entregando las causas (juicios, prejuicios, bien o mal, etc.) al Espíritu Santo. Ese es el milagro. Que donde había un viejo odio nazca un gran Amor. Y así cambia la percepción, y nuestro sueño se va volviendo feliz, perdón a perdón, preparándonos para la llegada del conocimiento final.
Gracias porque con vuestras aportaciones entiendo cada vez más aquello que “Cuando el maestro está preparado aparece el alumno”. ¿O es al revés?
Yo creo que funciona de las dos maneras.

Xavi

Imagen de Jill Wellington en Pixabay

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