Pregunta:

Buenos días, hay ocasiones en que no entiendo nada, en que me parece que los ejercicios del Curso están escritos en chino sin embargo siempre rescato aunque sea una frase que me queda resonando, y a esa me aferro. La escribo en un papelito que llevo siempre conmigo y que leo cuando en el día algo me quita la paz.
Alguna de las trampas del ego que he reconocido hasta ahora son: 1) que tal vez estoy siguiendo los delirios de alguien, una loca neoyorkina (Helen, la escriba del Curso) y voy a enloquecer yo misma, 2) que me voy a despersonalizar al empeñarme perder mi «especialidad», 3) que esto es una especie de secta que me va a llevar a renunciar a cosas sagradas (las relaciones especiales) para aislarme, 4) que si ya todo es perfecto ¿qué me motivara a accionar?.
Todas vienen del miedo, también me he percatado de esto.
Y también quiero compartir que me cuesta lo del des-hacimiento, aun así, es tanta la paz que siento cuando por momentos lo alcanzo, que continuo con buena voluntad y confiando.
Ayer discutí con mi hija, y obvio, cuando me quedé sola comencé a rumear las culpas (suyas/mías/del resto de la humanidad), y a sentirme infeliz, a desear que nuestra experiencia fuera diferente a lo que es (que cada una viviera en su casa), en suma, me empecé a sentir carente.
En un resquicio de esa cadena mental, pude infiltrar las ideas de la lección del día, y las aplique a la situación, eso me dio paz, alivio instantáneo, des-hizo el malestar.
De veras, cambia la percepción y cambia el mundo.

Respuesta:
Demos gracias a esas relaciones especiales que Dios ha puesto en nuestra cotidianeidad, pues hacen que sea mucho más fácil emplear el perdón y realizar la curación. Esos espejos constantes, a pesar de que el ego insiste en decirnos lo difícil que es convivir con ellos, en realidad es una llamada de atención para que sanemos, para que pase lo que pase, escojamos una y otra vez nuestra paz interna. Bendigamos al hermano que nos ha puesto el Espíritu Santo en el camino para tomar conciencia, llámese hija, hijo, pareja, padre, madre, etc. y darnos cuenta de que en realidad no existen como tales, son tan solo nuestras proyecciones, que intentan asignarles un papel de malvados en nuestro sueño, y a la vez también intentan que interpretemos un determinado papel en el sueño del otro, reforzándolo. No vivimos con nuestras relaciones especiales, sino con la percepción que tenemos de ellas, siempre demente y falsa. Cuando comenzamos a entender que las relaciones son para sanar a través de ellas, comienzan a convertirse en santas.
Sobre las trampas del ego, que me parecen interesantísimas, ahí van mis comentarios personales como estudiante del Curso:

1) Siempre digo en mis conferencias que, aunque UCDM fuera una inmensa mentira, a mí me ha dado tanta paz interna que ya me está bien creérmela. Intelectualmente, siento que, tal como dice el mismo UCDM, no es más que una versión del plan de estudios universal, como la filosofía advaita vedanta, el sufismo, el budismo, etc. por citar algunos que conozco en profundidad, cuya antigüedad se pierde en la noche de los tiempos y que han ayudado a millones de personas durante miles de años a sobrellevar épocas mucho más duras que las nuestras, desde el punto de vista del mundo de las ilusiones. Y ninguna en las que he profundizado y probado han funcionado tan rápido en mí, y por tanto, me han ahorrado mucho tiempo. O sea, lo han acortado. Que es lo que el Curso me prometió en un principio.

2) Usaré aqui las palabras de Kenneth Wapnick:
«No es verdad eso de que si tú sigues este curso y perdonas vas a desaparecer de este mundo. Lo que desaparecerá será tu rabia, tu culpabilidad, tu depresión, tu tristeza, tu sufrimiento, tu dolor, tu desesperación, tu desolación, etc., etc., etc. Eso es lo que desaparecerá. Es nada más que al final de tu jornada, el «yo» con el que te has identificado se desvanecerá. Eso es al final y solo sucede cuando lo dejas ir. Pero hasta ese momento, lo que caracteriza nuestra jornada es que todavía retenemos esta identidad debido a que todavía nos aferramos a ella, pero esta identidad se vuelve más y más limpia de todas las cosas que le interpusimos, de todas esas creencias que le hemos interpuesto, la rabia, el miedo, la ansiedad, la culpa, la desesperación, etc. Así que eso es lo primero, que tú no vas a desaparecer, sino que vas a permanecer en este mundo, en este cuerpo con tu identidad personal, viviendo en tu propia casa, conduciendo tu propio vehículo, teniendo tus propios amigos, solo que estarás más feliz. No feliz porque las necesidades de tu ego están siendo satisfechas, sino más feliz porque estás cargando menos y menos el pesar de la culpa.»

3) Al contrario, si te aíslas, no puedes sanarte. Y no hay sensación mejor que vivir las relaciones sabiendo que no necesariamente tienen que ser de una manera u otra para ser feliz, que puedo disfrutarlas en el aquí y en el ahora, sin expectativas, sin obligaciones, sin «intercambios» ni negociaciones. Y que cada escollo que creo que aparece, solo «parece» que exista, en realidad es una oportunidad para acercarme más a lo que realmente Soy. Y que puedo dejarlas marchar en paz cuando el Espíritu Santo así me lo recomiende.

4) Nada es perfecto, ni imperfecto, porque nada existe, todo es irreal. Y, para llegar a esta comprensión y tomar conciencia de tu Realidad y de tu Perfección, debes accionar desde la irrealidad, ese es el camino. Paulatinamente cambiamos, mediante el perdón, nuestro sueño de locura por un sueño feliz. Y eso requiere accionar y cometer errores, que a su vez son corregidos aplicando el perdón de nuevo.

Gracias por permitirme ayudar.
Xavi

Imagen de Tú Anh en Pixabay

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